viernes, 13 de abril de 2012

Mentiras anti-éxito.

Mentira: “Se nace siendo Líder”.

Una de las falsas creencias populares expresa “Algunos nacen estrellas y otros estrellados”. Nos han "puesto" la idea en nuestras mentes que ser un "líder" es el terreno de los "elegidos". No se nace siendo líder; es algo que se aprende y para ello, es necesario tomar la decisión de hacerlo con total "determinación". Usted ha nacido con talentos y dones naturales únicos e irrepetibles; aquellas maravillosas capacidades y atributos que Usted tiene que descubrir o potenciar, para superarse día a día y ser un verdadero gestor de cambios, en este mundo que tanto le necesita.
Toma y Descubre...

 Toma una sonrisa, regálala a quien nunca la ha tenido.
..Toma un rayo de sol, hazlo volar allá en donde reina la noche.
.. Descubre una fuente, haz bañar a quien vive en el barro.
..Toma una lágrima, ponla en el rostro de quien nunca ha llorado.
..Toma la valentía, ponla en el ánimo de quién no sabe luchar.
Descubre la vida, nárrala a quién no sabe entenderla.
..Toma la esperanza y vive en su luz.
Toma la bondad y dónala a quién no sabe donar.
Descubre el amor, y hazlo conocer al mundo.
Mahatma Gandhi


Segunda Mentira: “La culpa de mis fracasos la tienen los demás”.
El pasado es algo vivido: pero no siempre es “experiencia”. Si lo que viviste en el pasado te causa remordimiento, rencor, miedo a que pase nuevamente, no es eso experiencia. La experiencia es la sabiduría que lograste en esos sucesos vividos y dejar de culpar al mundo por cuantas caídas tuviste. Si estás permanentemente preguntándote “Porqué a mi”, es porque estás transitando la vida con sentimientos de Víctima. Reformula la pregunta. Pregúntate “Para qué” y conviértete en un “Aprendiz de la vida”. Asume la responsabilidad sobre tus actos. Reflexiona: Tú eres el único responsable de tu futuro. Todo lo que piensas, sientes y haces es una siembra que, a la corta o a la larga, dará su cosecha.

Sacar experiencias de los fracasos
Según un dicho popular, el Hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra, y se puede agregar que no solo son dos veces, parece ser que como humanos somos “duros de aprender”.

Lo importante de los fracasos es la oportunidad de aprender, no crea que las personas de éxito no han tenido sus fracasos, Sí los han tenido, solo que esas personas aprendieron. Las únicas personas que no han fracasado es porque no han hecho nada, si tu no te atreves a dar los primeros pasos en pos de tu éxito por miedo al fracaso, está bien no fracasas, pero tampoco te superas ni tienes éxito.

Sugiero el cambio de nombre a los aparentes fracasos, que tal si tú cada vez que las cosas no salen como tu quieres, en lugar de sentirte fracasado dices: Ya aprendí, así no se hace, y a este hecho le llamas “experiencia significativa en tu vida” .

No temas a que las cosas no todo el tiempo salgan como tú las quieres, ponte en movimiento y date la oportunidad de aprender, y ahora bien, ¿Quién te dice que lo que tú quieres sea lo mejor para ti? Bien, tal vez las cosas no salieron como las planeaste, pero salieron mejor.

Ahora transcribo una historia cuyo autor desconozco, ilustra la manera que reaccionamos frente a las dificultades.
¿Cuál eres tú?
Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y de cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro. 
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir. Sin decir palabra. 
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.

Mirando a su hija le dijo: "Querida, ¿Qué ves?"; "Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó: - "¿Qué significa esto, padre?" Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había puesto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua. "¿Cuál eres tú, hija?, Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes?", le preguntó a su hija.

¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿Eres amargada y áspera, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.

Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas en forma positiva, sin dejarte vencer y haces que las cosas a tu alrededor mejoren, que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumina tu camino y el de la gente que te rodea. Esparces con tu fuerza y positivismo el "dulce aroma del café". ¿Y tú?, ¿Cuál de los tres eres? 


Tercera Mentira: “No debo confiar en nadie”.
Las personas con las cuales te relacionas, son tus propios “espejos”. Los gestos y actitudes que te agradan de ellas, las cosas que te sorprenden gratamente de ellas, las que valoras de ellas; son aquellas características que también tu tienes y aceptas de ti mismo. Todo rechazo que experimentas con los demás, son aquellas cosas que no aceptas de ti y que necesitas “sanar” interiormente. Si desconfías de los demás, hay una parte interior, que no cree en ti mismo, es decir, estás desconfiando de tu propia grandeza esencial.

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