miércoles, 9 de marzo de 2011

¿En quién se puede confiar?

Decir o escribir los sentimientos más íntimos, los deseos y motivaciones, las aspiraciones y metas, hace muy bien. Es un acto que permite exteriorizar y objetivar los pensamientos. Es decir, se sacan del "interior" para contemplarlos desde fuera. A veces cuesta reconocer que se tienen ciertas ideas o anhelos. Tan ocultos se mantienen por el temor a las opiniones de los demás, que ni siquiera la persona se permite tenerlos. Pero están ahí, en lo más profundo de la mente. Y están determinando la vida, el presente y el futuro. Y como no se exteriorizan, no se analizan. Y por lo tanto, no se controlan. No se puede así evaluar si se van logrando los anhelos, si son legítimos o no, si convienen o no, si es conveniente luchar por esas ideas o hay que abandonarlas definitivamente.
Esta necesidad es la que nos lleva a la mayoría a llevar un "diario de vida" en la niñez y adolescencia. Quien lo haya llevado, sabe lo bien que le hizo. Pero, ¿por qué en la mayoría de los casos deja de hacerse? Por el temor, real o imaginario, que alguien pueda verlo. ¿Y qué de malo tiene que alguien lo vea? Esto depende de la actitud del lector del diario. Quizás quien lleva un diario estará feliz de mostrárselo a una amiga o amigo en quien tiene confianza. Pero no estará dispuesto a dejárselo leer a quien critique negativamente lo allí escrito, o se ponga a dar consejos sin que se los pidan o censure las ideas expuestas o utilice ese conocimiento para manipular. Se interrumpe de esta forma una costumbre muy sana para la mente y el alma.
Cuando adulto, el registro diario tiene además otras ventajas. Permite observar más objetivamente lo que se ha hecho durante el día, cómo ha sido el comportamiento ante determinados acontecimientos, cómo se puede mejorar la conducta en el futuro y de qué manera pueden corregirse algunos errores en días futuros.
Hay que saber con quién se puede tener confianza. Aparte que debe ser una persona discreta, ella debe saber escuchar. No opinar ni criticar si no se lo piden. Debe saber compartir y comprender que todos somos diferentes, tenemos experiencias distintas y metas diversas. Es frecuente encontrar en los familiares personas que te quieren mucho, pero que sus comentarios son interesados y dirigidos a como quieren que tú seas, no siempre respetando lo que tú quieres realmente ser. Esto interrumpe comunicaciones y confianzas valiosas.
Si tienes un amigo en quien puedas confiar y que te respeta como persona, ¡cuidalo! Si no se tiene alguien así, es mejor escribir solamente para sí.
Al recibir de muchos de ustedes sus comentarios, experiencias y testimonios, siento esa confianza. Siento que saben que seré discreto, que no los juzgaré y que me servirá de elementos para enriquecer las enseñanzas de este Ezine. Estoy profundamente agradecido por ello.

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