miércoles, 16 de marzo de 2011

!Nunca lo voy a perdonar!!

El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor.  Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió.”                                         Madre Teresa de Calcuta
El infierno del resentimiento
En alguna ocasión de seguro nos hemos sentido ofendidos por cierta acción que realiza alguna persona allegada y que amamos. Nos duele mucho en primera instancia, después este sentimiento de dolor se entremezcla con mucho coraje.  Nuestra mente empieza a pasar la escena miles de veces procurando hacer más doloroso el evento, hasta que poco a poco se va traduciendo en mucho resentimiento.  Este sentimiento nos hace sentirnos atrapados y amargados Y así estaremos todo el tiempo “cargando” este sentimiento tan  difícil de llevar por la vida, pues una vez que nos atrapa, se instala dentro de nosotros haciéndonos sentir los más miserables del mundo, reviviendo una y otras vez esta mezcla de sentimientos, dolor, ira, amargura . Ah pero eso si todavía tendremos energía para decir: “Nunca lo voy a perdonar”.
Cuando nos sentimos con resentimiento con alguien es porque de verdad lo amamos y nos sentimos defraudados, traicionados, dando lugar a que entre todo el veneno que nutre el alma provocándonos mucho sufrimiento.    Pero continuamos pensando que nunca lo vamos a olvidar.
A veces hasta nos afecta tanto en la vida que no podemos seguir adelante, ya que “por culpa de ….no puedo trabajar, no puedo dormir, no puedo tener otra relación…” A veces deseamos que ojala  este otro,  sufra tanto como estamos sufriendo, ojalá y le pase algo malo para que sepa lo que ese sufrir y que dolor siento por lo que me está haciendo pasar.
Y asi pasa nuestra vida, sumidos en este espiral de odio, dolor, amargura y resentimiento, acordándonos todo el dia del mal que nos proporcionó de lo mal que nos pagó.  ¡Que carga tan dura es esta de llevar el resentimiento!.
El resentimiento puede destruirnos interiormente, es como un veneno, un monstruo que se va a apoderando poco a poco de nuestro ser, mientras el dolor va sanando y pasando, el resentimiento se queda gracias a que lo alimentamos con pensamientos de victimez y autocompasión dejando que invaliden nuestra vida.
Y asi la vamos nutriendo, y mientras la gente se va alejando de nosotros pues nos vamos volviendo tóxicos para ellos, además utilizamos una gran energía para alimentar el resentimiento que no tendremos manera de hacer cosas constructivas en la vida. Dejamos de construir para destruirnos.
Pero lo peor no es eso, sino que todo esto que sentimos solo nosotros los sentimos, la otra persona puede que ni se entere de lo que está pasando o a lo mejor ni le interés lo que estamos pasando, o tiene tantas preocupaciones propias que no nos pone atención a lo que estamos pasando.  Entonces, ¿qué caso tiene tanto sufrimiento?.
Mejor pasemos a una etapa superior y PERDONEMOS.
Perdonar a los demás es perdonarnos a nosotros mismos, es regalarnos la tranquilidad y la paz interior, perdonar no es aceptar comportamientos negativos de otros, ni aceptar agresión, ni mentira, perdonar no es olvidar lo que pasó, es solo recordar sin dolor, perdonar es asimilar lo que sucedió sin que surja un sufrimiento ni amargura.
El perdón es un regalo, pero no es para otra persona, es para nosotros mismos, los únicos beneficiados al perdonar, somos nosotros mismos, quien sufre y quien se mortifica durante el resentimiento, solo somos nosotros, no la otra persona.
Hay tres componentes principales que determinan la creación de largos y dolorosos resentimientos:
* Tomar la ofensa muy pero muy  personal
* Culpar a la otra persona  por nuestros sentimientos y nuestros sufrimientos
* Crear una historia de rencor y alimentarla todo el tiempo
 El perdón nos lleva hacia una experiencia de paz interior que se siente en el presente, dejamos atrás el pasado, y permitiendo el poder concentramos en el presente, nos lleva a utilizar nuestra energía a ser más constructivos y poder florecer enfocándonos en las cosas buenas que hay en la vida, liberando toda la amargura y el rencor que habitaba dentro de nosotros para dar paso a un el poder ser más feliz,  a la alegría de vivir, dejando atrás, cerrando el capítulo o la puerta del incidente que nos llevo a vivir el rencor.
 Perdonar es sanar, renovarse cerrar heridas del pasado y moverse llenando el vacío que deja el resentimiento floreciendo hacia una vida más feliz, plena y llena de paz.
 Perdonar es desprendernos del sufrimiento del  pasado para sanar el presente, es amarnos a nosotros mismos, cuando perdonamos expresamos amor, liberamos nuestra bondad y nuestro amor se puede extender, reponiendo nuestro valor y nuestra estima dañada con la convicción que la otra persona nos disminuyo, apresó y debilitó, situaciones que solo estuvieron en nuestra mente y sanamos, nos recuperamos y encontramos paz en nuestro corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario