lunes, 23 de mayo de 2011

LA ESPERANZA

Para la esperanza siempre existe un hueco, incluso, en los momentos de máxima dificultad.
La razón es muy sencilla: el sufrimiento siempre pasa aunque en algunas ocasiones debamos dedicar más tiempo para sanar la herida. Si dedicas unos minutos a recordar tu pasado verás que ya superaste muchas situaciones de dificultad con éxito.
No existe nada más importante en la vida de un ser humano en momentos de dificultad que la capacidad de mantener la calma generada por la esperanza. Es decir, no existe nada más mágico que el poder humano de confiar más allá de la propia dificultad de las circunstancias presentes. La tendencia hacia la negatividad está latente en la mente a través del recuerdo de momentos difíciles o en la anticipación de algún hecho complicado del futuro del que ni siquiera se tiene certeza que vaya a suceder. Sin embargo, cuando observamos la realidad del carácter comprobamos que cada persona por su individualidad es única e irrepetible y, por tanto, diferente. Es decir, algunas personas son por naturaleza más optimistas y alegres que otras. Tomar conciencia de que cada persona se enfrenta a una misma situación (por ejemplo, la muerte de un ser querido) con diferente actitud muestra que el ser humano tiene un enorme poder dentro de sí mismo para aumentar su propio sufrimiento o para sobrellevarlo de la mejor manera posible. De la mano de la aceptación serena de la realidad se produce la confianza y la esperanza en el mañana. En cambio, cuando una persona se niega a aceptar los acontecimientos tal como se vienen dando va en contra de la tendencia natural y gasta mucha energía anímica innecesaria.

    También es cierto que, por ejemplo, cuando una persona tiene que asimilar una mala noticia la reacción inicial suele ser la negación. Pero ese periodo dura el tiempo preciso para dar paso a otras fases como la tristeza, la rabia, el enfado, la ira, la resignación, la aceptación y la superación. En la mayoría de las ocasiones se trata de un periodo de duelo que permite al corazón humano despedirse del pasado y comenzar a adaptarse al presente para vivir de nuevo.

    En cambio, existen otras personas que, por ejemplo, se niegan a aceptar el final de una relación amorosa y así es imposible cerrar la herida, despedirse de una etapa con agradecimiento y darse la oportunidad de descubrir de nuevo el amor en otra persona. No aceptar la realidad provoca que el protagonista de una historia se quede anclado en el pasado y no avance a nivel vital. Este hecho va en contra de la propia biografía humana que se despliega a lo largo de los años en una transformación y en una evolución interior continua de crecimiento y desarrollo pleno a través de la experiencia. Por esta razón, la sabiduría del anciano es mucho más destacada que la de aquel que todavía es demasiado joven para descubrir las verdades más profundas; aquellas que tienen que ver con el arte de vivir feliz.

    Por tanto, la actitud interior es fundamental para enfrentarse a cualquier situación.  Es importante tomar conciencia de la importancia de disminuir el número de pensamientos negativos que hay en nuestra mente y decirnos a nosotros mismos frases positivas que generen emociones agradables. Evidentemente, no se trata de un aprendizaje rápido pero es posible y además, una vez que adquieras el hábito de pensar en positivo experimentarás grandes beneficios en tu bienestar emocional ya que se trata de utilizar la mente de una forma constructiva y potenciadota en lugar de utilizar tus ideas de modo que te limiten y te hagan sentir mal como sucede cuando te juzgas a ti mismo, no te valoras o te castigas interiormente por algún motivo. En algunas ocasiones, es incontable la cantidad de negatividad que desborda la mente en la rutina cotidiana de forma que el ser humano se genera a sí mismo emociones desagradables como la ansiedad, el estrés, la tristeza, la rabia, la ira... Seguro que si le preguntas a un amigo o a un familiar qué piensa de ti te dará un buen número de razones por las que se siente orgulloso de ser tu amigo o tu familiar. Si adoptas la actitud adecuada, tú también podrás hallar razones por las que sentirte orgullo de ti. Es importante que aprendamos a querernos más y mejor a nosotros mismos igual que nos preocupamos por mantener los lazos que establecemos con otras personas. Nunca olvides que tu máximo potencial reside precisamente en aquello que te diferencia puesto que eres un ser único e irrepetible, es decir, no puedes ser reemplazado por nadie. Ni tú puedes relegar tu responsabilidad sobre tu propia felicidad en otra persona puesto que tu existencia es tuya y tú eres el único dueño de tu propio destino. Deja de lado esquemas mentales que te limiten y utiliza tu creatividad y tu inteligencia en tu propio beneficio. Piensa que la vida se constituye de pequeñas submetas que producen una gratificación importante en el camino definitivo de la superación personal o en la consecución de determinado objetivo más importante a largo plazo.


El mejor medio de vivir feliz es valorar el presente: "carpe diem". Disfruta aquí y ahora. Unos de los filósofos que hacen hincapié en la importancia de valorar el momento es Epicuro fundador del hedonismo que considera que la máxima de un ser humano en orden a alcanzar la vida feliz es la búsqueda de placer y la evitación del dolor. Sin embargo, pese a lo que pueda considerarse, no propone una búsqueda de placer desenfrenada sino el deleite de los pequeños placeres de cada día que convierten una vida sencilla en una experiencia gratificante. Sin embargo, como muestra Tomás de Aquino existen experiencias más gratificantes que el placer de los sentidos como el gozo anímico ya que es más intenso y, además, dura más tiempo. En cambio, conviene destacar que el placer es una medicina eficaz para disminuir la tristeza.

    Por tanto, el poder del ahora es inmenso ya que el hombre aprende a disfrutar de una buena comida, de una compañía agradable, una buena conversación, un paseo por el campo, la experiencia relajante de un baño o una ducha, la lectura de un libro, un plan social... En ocasiones, cuando una persona se obsesiona con algún aspecto del futuro entra en un laberinto que muestra un círculo vicioso del que sólo se puede salir frenando el pensamiento y volviendo a la realidad. Hay que ser paciente para permitir que todo suceda cuando tenga que hacerlo ya que el destino humano es incontrolable y, precisamente, la obsesión y la frustración surge al intentar controlar aquello que no depende de la voluntad porque cae fuera de nuestro ámbito de acción.
  
    El objeto propio de la esperanza se funda en el futuro, sin embargo, como emoción siempre se experimenta en presente. Además, aunque es una emoción muy positiva también tiene fases de dificultad que provienen de la duda de saber si aquello que se desea podrá conseguirse o no. En dichos momentos de duda, el espíritu humano decae y se desanima, por esta razón, también conviene ser realista y si existe algo que se desea con pocas posibilidades de ser conseguido merece la pena apostar por un propósito más asequible para evitar la frustración. Además, también es importante cultivar la virtud de la paciencia y la constancia para saber esperar y para trabajar en orden a determinado propósito buscando los medios más adecuados.

    La esperanza es tan importante a nivel vital que incluso los médicos que dan esperanza a sus pacientes en el proceso de superación de una enfermedad contribuyen a que el paciente finalmente supere con éxito su situación. Además, también se ha comprobado que aquellos pacientes que tienen la esperanza y la confianza propia de la fe en Dios tienen un aliciente añadido para dotar de sentido su situación. Existen pocos autores tan comprometidos con el beneficio de la esperanza como Victor Frankl que muestra en sus obras la importancia de que el ser humano encuentre un sentido y un significado para vivir, especialmente, cuando ya no desea seguir viviendo. La tendencia al suicidio puede disminuir si el hombre encuentra un motivo para seguir con vida.

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